viernes, 20 de octubre de 2017

Bienvenidas Experiencias: La consecuencia del amor

Hoy en Bienvenidas Experiencias nos cuenta una pequeña parte de su historia Helena, a la que conocía de vista desde hace años y que, casualidades de la vida, nos hemos encontrado en un grupo de apoyo a la lactancia.

Valiente por contarnos su experiencia, os dejo la primera parte. Como es un relato largo, lleno de amor y de una experiencia con la LM muy interesante a la vez que dura, hemos preferido hacerlo en varias partes.

Mil gracias Helena por compartir vuestra historia:

La consecuencia del amor.

Hace 8 meses nació. 19 de febrero. Uno de esos típicos días soleados del invierno en Madrid. Con el aire limpio y el cielo despejado. Yo había ingresado la noche anterior tras romper aguas en unos peculiares baños de Gongs…

El parto fue duro y aunque tardé en dilatar los dos primeros centímetros, los siguientes seis pasaron “volando”. Aguanté hasta el octavo centímetro sin epidural, el agotamiento y las ganas de dejar de sufrir me hicieron ansiarla como jamás lo hubiera imaginado. La matrona intentó convencerme de que ya había pasado lo más duro, pero algo dentro de mí me decía que aún quedaba mucho. Y menos mal que me la puse porque quedaban cuatro horas empujando. 

Jamás lo olvidaré. 

Consciente prácticamente al 100% e íntimo; estábamos solos mi pareja y yo en la sala y de vez en cuando entraba la matrona, Rocío, una chica tan encantadora como diligente. Su respeto, cariño y profesionalidad hicieron que esas horas fueran mucho más fáciles e incluso más dulces.  Ni quirófanos, ni bata, ni gorro para mi chico, ni mil aparatos alrededor. Casi te olvidabas de estar en el hospital.

Gracias a que mi pareja pudo estar todo el tiempo a mi lado, apoyándome con palabras y caricias, ánimos y mucho amor, todo fue más llevadero. Esas horas interminables dilatando, desnuda bajo la ducha de la habitación, para calmar el ímpetu de Adriana por conocernos, por conocer el mundo.



Y al final, tras doce horas, llegó ella, el ser más perfecto, frágil y hermoso que había visto jamás. Ni en sueños imaginé que iba a ser tan preciosa, mi hija, nuestra hija. La consecuencia de un encontronazo de la casualidad o el destino pero al fin y al cabo, la consecuencia del amor.

Sí, sentí el enamoramiento nada más ver cómo salía de dentro de mí, nada más cogerla con mis manos y ponérmela en mi pecho, ella sola se enganchó chuperreteando y tras un momento se quedó dormidita encima de mí. Así estuvimos dos horas, y papá a nuestro lado. Los tres juntos, sintiendo el latido de una nueva vida y sintiendo el calor del roce de nuestra piel.

Así, sin más, ella se enganchó y no hubo problema. Tras ese par de horas se acercó una enfermera y me hizo ver cómo salía el calostro para que fuera consciente de que de ahí ya salía algo. Yo estaba alucinada de lo perfecta y bonita que es la naturaleza. Estaba feliz, siempre tuve claro que quería ser mamá, y dar el pecho a mi hija. A mí me lo dieron y yo quería entregar ese regalo que mi madre decía ser “la unión más maravillosa”. Yo quería sentirlo y durante mi embarazo lo visualicé tantas veces que quería que fuera tal y como lo imaginé: Perfecto.

Como os comentaba el inicio fue lo esperado. El enganche sin problema, natural, la succión buena, con fuerza, etc. Naturalmente me salieron grietas que duraron aproximadamente un par de semanas. Más en el pecho izquierdo que en el derecho puesto que normalmente es el pecho que más les gusta por la posición que adoptan y al estar en contacto con tu corazón el latido les relaja.

Desde el minuto uno sentí que era algo nerviosa y muy activa y que le costaba dormir mucho.  Era muy despierta y atenta para ser un recién nacido, siempre con los ojos abiertos, esos ojazos oscuros y enormes, como su papá.

Adriana y yo hicimos colecho desde la primera noche en el hospital. Era imposible ponerla en la cuna, sólo se dormía en mi pecho y a día de hoy lo sigue haciendo.

Pero como no hay nada perfecto en este mundo no tardaron en llegar las complicaciones. En su primer cumplemes no había recuperado el peso con el que nació…

Continuará ...


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